La caída de Constantinopla bajo dominio turco el 29 de mayo de 1453 fue un suceso que impactó a la sociedad europea de la época y que se considera el final de la Edad Media. La metrópoli cayó tras un largo asedio liderado por Mehmed II, apodado como Fatih ("el conquistador") y fue la capital del Imperio otomano hasta su disolución oficial el 1 de noviembre de 1922. Los otomanos denominaron la ciudad İstanbul, pero el nombre de Constantinopla también siguió en uso hasta que el cambio se oficializó en la época republicana, casi un quincentenario después.Durante el período otomano la ciudad sufrió un cambio cultural completo, y pasó de ser una ciudad grecorromana y cristiano-ortodoxa a una turca e islámica. La iglesia de Santa Sofía fue convertida en una mezquita, al igual que la iglesia de los Santos Apóstoles. Cada sultán construyó una mezquita para conmemorar su reinado. Entre estas se encuentran: la mezquita de Beyazid (antiguo Foro Teodosiano), la mezquita de Süleymaniye (la más grande de Estambul, construida sobre el antiguo Augustaion), y la mezquita del Sultán Ahmed o mezquita Azul (antiguo hipódromo). Las esposas y madres de los sultanes también contribuyeron a la construcción de mezquitas y varias de estas, tanto en el lado europeo como en el asiático de la ciudad, tienen el nombre Mezquita del Sultán Valide, para simbolizar que fueron construidos conforme a las órdenes de la madre del sultán. Las órdenes sufíes, tan extendidas en el mundo islámico de entonces, tenían numerosos discípulos que habían participado en la conquista de la ciudad y se habían trasladado para instalarse en la capital. Durante tiempos del Imperio otomano funcionaban más de 100 tekkes (centros de reunión y retiro a la manera de los monasterios cristianos en los que se celebraban rituales sufíes), tan solo en Estambul. Muchos de estos Tekkes aún perviven hoy, unos en forma de mezquitas y otros como museos, como Jerrahi Tekke en Fatih, las mezquitas de Sünbül Efendi y Ramazan Efendi el Gálata Mevlevihane en Beyoğlu, Yahya Efendi Tekke en Beşiktaş y Bektaşi Tekke en Kadıköy que ahora es utilizada por musulmanes Alevíes como una Cemevi. Un elemento pintoresco del paisaje de ciertas zonas de la ciudad de Estambul, que todavía pervive hoy, son las Türbes, características tumbas del periodo otomano. Para finales del siglo xvii, Constantinopla había vuelto a ser una de las ciudades más ricas y pobladas del planeta, teniendo una población de casi 500 000 habitantes. Durante el gobierno de Suleimán el Magnífico (1520-1566), el Imperio vivió su máximo apogeo. De este periodo destaca el arquitecto Sinan, responsable de la construcción de más de trescientas estructuras principales entre puentes, acueductos y monumentos. En la Primera Guerra Mundial (1914-1918), el Imperio peleó del bando de las Potencias Centrales. Tras una serie de derrotas, firmó el armisticio de Mudros el 30 de octubre de 1918. Dos semanas después, Reino Unido inició la ocupación de Constantinopla. Lo que siguió fue la partición del Imperio otomano, en la que Reino Unido, Francia, Italia y Grecia se repartieron el territorio. Como resultado de la guerra, la población cristiana disminuyó de 450 000 a unos 240 000 habitantes. La división del territorio otomano fue seguida por la Guerra de Independencia turca, en la que los turcos recuperaron control de Anatolia. Las fuerzas de liberación, enfrentadas principalmente por el Reino de Grecia, recuperaron la ciudad el 6 de agosto de 1923, día conmemorado bajo el nombre de Día de Liberación.
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